lunes, diciembre 28

Ángel Felicísimo Rojas


 “Lo único que podría salvarnos es hacer
  en esta pobre vida perecedera algo útil
  que mejore las condiciones sociales del
   mundo”
                                                          AFR.


 Foto/de pjv.


Trazar un esbozo sobre Angel Felicísmo Rojas es acicatear en lo profundo del sentimiento lojano ya que su personalidad, su coherencia en el trato de caballero sin corcel, su vida política y su praxis literaria, lo definen como el ciudadano de hontanares y transformaciones historiográficas del país que amó, del “pequeño rincón del mundo” en el que nació y despertó su sensibilidad hacia lo perenne. Sin tribunas, sin emblemas con la sencilla calidez de su palabra exquisita, su versado análisis y la lucidez de su pensamiento.

Felicísimo Rojas nace en una pequeña población próxima a la ciudad de Loja en el sector del Plateado el 20 de diciembre de 1909. Fue estudiante del centenario colegio Bernardo Valdivieso, en el  cual posteriormente ejerciera como Maestro. Misión que perduró hasta sus últimos días afincando en la juventud la esperanza de erigir un mañana mejor para su patria chica como lo escribe en esta dedicatoria a dos jóvenes que se educan en el Colegio “Eugenio Espejo”

Sus inclinaciones literarias las llevó consigo desde su vida colegial, razón que le permitió guardar en su memoria los más fieles recuerdos de su vida estudiantil, momentos que evoca en su primera obra literaria “Banca” cuyos dos primeros capítulos se publicaron en la revista lojana “Hontanar” en 1931, los tres siguientes en el diario “El Telégrafo” de Guayaquil y entre 1938 y 1940 surge la primera producción de su libro con la obra completa con un pequeño tiraje. En esta obra ya revela dotes característicos de escritor como su capacidad de observación y discernimiento de los grupos humanos y su versátil manejo del lenguaje.

Estudia Derecho en la Universidad Nacional de Loja obteniendo su título de Abogado y es reconocido como escritor por su asidua colaboración en revistas de la provincia, particularmente en BLOQUE, publicación que hizo época, HONTANAR y la REVISTA UNIVERSITARIA.

Se lo conocía por sus escritos en las revistas lojanas en las que se publicara “Banca” “Un Idilio Bobo” hermoso relato a decir de Nicolás Kingman que, siendo quizás uno de sus trabajos iniciales, lo consagra como extraordinario narrador. Para entonces radica en la ciudad de Guayaquil, en el ejercicio profesional de la Abogacía, en su vida privada y en su desempeño como alto funcionario público, las pocas ocasiones en que ha aceptado tal responsabilidad, como cuando fuera Contralor General de la Nación por los años 1945-1946, en su militancia política socialista, que en su juventud lo llevó a estar detenido, forzada estancia que como escritor de raza que es, aprovechara para escribir “Curipamba”, novela –sobre el drama de las minas de Portovelo- que leyera por entregas a sus compañeros de prisión.

Es sin duda “El Exodo de Yangana su creación máxima y una de las grandes de América; es una novela épica, su protagonista colectivo es todo un pueblo que, como en un relato bíblico, se ve obligado a huir de su terruño por la implacable presión de poder del hacendado para buscar otro destino.

Apoyado en los conceptos de que un análisis diacrónico de la novelística ecuatoriana, no puede ensayarse al margen “ni de la historia política del país, singularmente accidentada, ni de su sociología, rica en contenido dramático”, formula su proyecto de análisis literario una propuesta metodológica que lo lleva de lleno al campo de la historiografía y consiste en desarrollar un estudio paralelo de la historia política del país y de su historia literaria, o más estrictamente novelística.

Angel Felicísimo Rojas a más de novelista y cuentista es un gran poeta en prosa, ha incorporado al relato ecuatoriano varios elementos; un poder de estremecimiento lírico.

Carlos Eduardo Jaramillo al referirse a la lojanidad de Angel F. Rojas dice “Esa lojanidad que llevamos en la entraña como al calorcito de un licor generoso, esa lojanidad que nos protege como una burbuja de oxígeno del aire natal mientras nos desplazamos por la vida, aquí y ahora para los presentes en ese lugar al conjuro de la invocación del Maestro, es la misma, la pública y secreta lojanidad que el DOCTOR ANGEL FELICÍSIMO ROJAS ha exhibido y guardado en su espíritu y sus quehaceres, en el desempeñarse castizo y armonioso del fraseo de su palabra, en la literatura y en la diaria comunicación, en el periodismo y en la cátedra universitaria, en los relatos de “Banca” y “Un Idilio bobo”, en su extraordinaria novela “El Éxodo de Yangana”, hito mayor de la novela ecuatoriana de todos los tiempos, traducida a incontables idiomas como para probar que el delicado sabor de la lojanidad puede ser degustado en cualquier lengua, en “Curipamba”, la novela del campamento minero de Portovelo”.

Su afable conversación permanece en cada persona que pudo saborear de sus labios la palabra serena, el mensaje oportuno y la ocurrencia espontánea como aquel día en que pregunté  mientras recorríamos la Clínica San Agustín en su última visita a Loja; Doctor ¿Usted debió haber leído la noticia de su muerte en el diario El Universo, que sintió? Soltó una carcajada y dijo – la leí y me dije, con lo despreocupado que soy, es posible –

Como el mismo predijo resultaría su última visita a Loja, su ciudad natal pues en el año 2003 recibíamos la dolorosa noticia de su despedida en pos del gran amor. Su esposa quien con su partida volcara en nostalgias los últimos días del “Gran Señor enamorado de su tierra natal”.

Vivo enamorado de la pequeñita Loja, y mis restos descansarán en el lugar donde se originó mi vida”

                                                                                Angel Felicísimo Rojas

ENLACES:
https://www.youtube.com/watch?v=m3zi_Wt173I


Bibliografía: Rojas, Angel Felicísmo, Un idilio bobo, colección antares.
                    Fundación Mora Reyes, Angel Felicísimo Rojas.
                    Banco Central del Ecuador, Historiografía ecuatoriana.
                    Rodríguez, Castelo Hernán, Literatura ecuatoriana 1830-1980
                    Jaramillo,Valdivieso Paulina. Primicias Lojanas-Colegio Eugenio Espejo



jueves, diciembre 24

Manuel de Jesús Lozano






Nace en Loja el 30 de diciembre de 1908. Cuando frisaba los ocho años de edad, ejecutaba con mucha destreza el bandolín y la guitarra, despertando admiración en su madre y en sus más cercanos familiares. El Maestro Salvador Bustamante Celi -tío del prodigioso músico- quedó impresionado por el talento que ya evidenciaba el que, más adelante, sería su discípulo, pues la vocación musical que su sobrino afloraba con absoluta naturalidad, lo motivaron a dirigirlo personalmente. Le enseñó teoría y solfeo, animándolo a escoger el violín como su instrumento de estudio, decisión que más tarde lo convertiría en un prodigioso del mismo, ya que hacía de él, un vínculo perfecto entre la música y la transparencia del alma a la hora de componer.

Se desempeñó como Jefe Provincial del Telégrafo en Loja, en 1944, Cajero-Pagador de Telecomunicaciones de Loja en 1961. Labora luego en el Banco Nacional de Fomento, desempeñándose en el cargo de Radio Operador, terminando así sus funciones públicas para luego dedicarse a la vida privada, esto es, a terminar con su encomible obra musical que se contiene en su archivo privado que lo denominó “Mi tesoro artístico”

Su Obra artística:

El sanjuanito “El lojanito”  fue su primera obra musical que la compuso a la edad de dieciseis años, capitalizando de esta manera la destreza musical que el visionario Bustamante Celi descubriera en el joven Lozano. En 1935, da una gran sorpresa al pentagrama nacional, compone en la ciudad de Macará el pasillo “Ya no te quiero, pero no te olvido”, un poema de su amigo de bohemia: José A. Ruiz y Quevedo, una pieza poética que ha trascendido la historia.

En el mes de mayo de 1935, esto es un mes más tarde de su composición, se estrenó por primera vez en la Estación el Prado de Riobamba, de propiedad de un señor Cordobés. Para poder escuchar el estreno de su majestuosa obra, conjuntamente con sus amigos macareños,lugar de residencia de aquella época, tuvieron que solicitar telegráficamente el permiso respectivo al Sr. Felipe Burneo, propietaio de la hacienda La Tina, pues en Macará no existía la posibilidad de sintonizar dicha estación. El 23 de mayo del referido año, a las 20H00, salió la señal al aire anunciado la programación y elogiando al brillante compositor del pasillo.

Estas dos composiciones se grabaron en disco, situación poco común en aquella época. Sus creaciones superan las sesenta composiciones de su autoría, entre pasillos, sanjuanitos, valses, pasacalles, boleros, danzantes, himnos, etc.

Entre los años XXIV y XXV el Ilustre concejo cantonal de Loja, promovió un concurso de música, cuya particularidad se circunscribía a grupos de tres músicos: un bandolín y dos guitarras. El referido concurso se realizó en las inmediaciones de la carretera occidentel, contando entre los miembros del Jurado Calificador a distinguidas personalidades de la loclidad, entre las que destacamos al Dr. Adolfo Valarezo Seminario, el Maestro Salvador Bustamante Celi, Dr. Francisco Rodas y Dr. Sebastián Valdivieso Peña. En el evento participaron siete grupos, resultando ganador el dirigido por el Maestro Lozano haciéndose acreedores de un premio de cien sucres.

En 1959, en el Festival organizado por la Facultad de Jurisprudencia de la Universidd Nacional de Loja, la composición del Maestro Loano “Añoranza” conquista el Primer Premio, un pasillo que traduce la sensibilidad hacie el pasado, a la historia que cimentó la vida y el amor filial.

En el año 1964, en el Concurso Nacional promovido por el Patronato de Arte Lírico de Guayaquil, su pasillo “Inspiración del Amor” logra el Segundo Premio. En 1970, en el Festival de la Lira y la Pluma Lojana, con el pasillo “Ensueños del Alma”, se hace merecedor del Primer Premio.

Los reconocimientos locales marcaron con justeza la obra del insigne lojano; así, en 1985, fue homenajeado conjuntamente con el profesor Marcos Ochoa Muñoz, por parte del Honorable Consejo Provincial de Loja, por el aporte musical que los dos músicos le habían entregado a Loja.
En 1990, el Ilustre Concejo Cantonal de Loja, con motivo de las festividades novembrinas, decide reconocer el testimonio de la vida que el Maestro Lozano le ha brindado a Loja, por ello decide nombrarlo Mejor Ciudadano, otorgándole la Condecoración de Primera Clase “Manuel CarriónPinzano”

En 1991, el Ministerio de Educación y Cultura le otorga la Condecoraión de Primera Clase por las virtudes artísticas, y en 1993, fue galardonado con la placa “REY DEL SOL” y el “ATAHUALPA DE ORO” por parte de J.C. Radio, la Radio del Ecuador. Sus composiciones se resumen en el siguiente cuadro:

PASILLOS:
  1. Ya no te quiero, pero no te olvido
  2. Cuando siente el corazón          
  3. No me abandones                    
  4. Añoranza                              
  5. Inspiración del amor          
  6. Ensueños del alma                    
  7. Búsqueda                                
  8. Dolor de ausencia                      
  9. El dolor de pensar                    
  10. Tentación                                  
  11. Florilegio                                  
  12. Soñar                                        
  13. Amor eterno                              
  14. Ruego                                    
  15. Entre dos corazones                
  16. Jamás puedo olvidarte                
  17. Sandra                                      
  18. Por qué?                                    
  19. Por esta pena                            
  20. Serás como el recuerdo              
  21. Fanny Judith                              
  22. Expresión                                  
  23. Para tu corazón                      
  24. Eres como la rosa                      
  25. Elsa Cecilia                                
  26. Gratitud                                      
  27. Ama                                          
  28. Lojanita corazón                        
  29. Elsa Nidia                                  
  30. El triste saludo                            
  31. El olvido                                    
  32. Serenata de amor                      
  33. La imagen del lago                      
  34. Carmen Alicia                            
VALSES:
  1. No quisiera llora                        
  2. María Elena                                
  3. Amor en primavera                      
  4. Mónica Elizabeth                        
  5. No quisiera llora                          
  6. La cariñosa                                  
  7. Un sueño                                  
SANJUANITOS:
  1. Lojanito                                    
  2. Susanita                                      
  3. Mes de diciembre                      
  4. Mi Luchito                                  
  5. Yolita                                          
PASODOBLE:
  1. En el campo del honor                
PASACALLES:
  1. Los huerfanitos                          
  2. Traguito lojano                            
  3. Oña querida                                
  4. El Alcalde                                  
DANZANTE:
  1. el adiós del conscripto                
GUARACHA:
  1. Mi caballo palancón                    
FOX:
  1. Fabiancito                                  
BOLEROS:
  1. Sandrita                                      
  2. Aura Estela                              
  3. Nuestra madrecita Elsita Nidia    
BOLERO-CANCIÓN:
  1. Amor de madre                          
  2. Algebra de tu nombre                  
TANGO:
  1. Rodika                                        
AIRE TÍPICO:
  1. Norma Beatriz                            
ALBAZO:
  1. Traguito Malacatos                    
POLCA:
  1. Para mis amigos                          
HIMNOS:
  1. Marianita Primera                        
  2. Himno del Jardín de Infantes Pío Jaramillo Alvarado
AIRE MARCIAL:
  1. Canción patriótica                      

Don Manuel de J. Lozano, murió el 23 de abril de 1994, se fue el Maestro, artífice indescriptible del patrimonio musical de Loja y de su gente.


Fuente: Cuaderno de Divulgación Cívica-Lenin Paladines. y datos de la familia.

Enlaces:
 https://youtu.be/iJv6DS076fA
 https://youtu.be/P1eSdnmaf9M
 https://youtu.be/wWKRFQcGVK8

miércoles, diciembre 9

Stalin Alvear Alvear

 "Reconstructor de sueños imaginados en la historia"





El Dr. Stalin Alvear nace en el Loja el 9 de diciembre de 1942. Sus estudios primarios los realizó en la escuela José Ángel Palacio, los secundarios en el colegio Bernardo Valdivieso. Obtiene el título de Abogado y Doctor en Derecho en la Universidad Nacional de Loja. Maestro de juventudes en el colegio Bernardo Valdivieso. Ha ejercido durante su vida la cátedra universitaria, el periodismo y la promoción cultural. Ha desempeñado los cargos de Presidente de la Casa de la Cultura Núcleo de Loja.  La Presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Manuel Benjamín Carrión Mora”, la Vicepresidencia del Consejo Nacional de Cultura del Ecuador. Luego ejerce su profesión de abogado como Notario de nuestra ciudad.

Su personalidad es explícita en su serenidad, cordialidad y el apasionamiento por las causas nobles y justas del ser humano. Convencido de la ideología política socialista de la cual es un representante de estatura y profundidad invalorable, vence el tedio para hacerlo luz . Gran lector y sensible al encantamiento de los sentimientos del hombre. Perenniza el nombre de Simón Rodríguez como el adalid de la revolución que encarnaba Bolívar.  Y nos dice: La vocación de Simón Rodríguez se convirtió en una realidad, en la base ideológica del proyecto independentista de Bolívar. Su tesis revolucionaria sobre la transformación de la educación , que comienza con los enciclopedistas franceses, con todos esos pensadores grandiosos que existieron en ese tiempo, se transforma en la tónica ideológica de la revolución que encarnaba Bolívar , ¡una connotación ideológica extraordinaria!.

En sus reflexiones Stalin Alvear manifiesta haber nacido con origen social humilde, del cual se enorgullece profundamente, en un estrato donde no estaba presente el poder, ni la riqueza, ni las comodidades. Pero en cambio hay otras cosas más lindas -nos dice- que pesan mucho más, cuando uno hace finalmente un balance en la vida, como la dignidad, el reconocernos quienes somos frente a los demás, a los prójimos, a los vecinos, estas cosas someten nuestra personalidad, nuestras inquietudes y como el arte es una inquietud, llega la hora en que uno se expresa a través del arte. Esos orígenes sociales que tenemos nos permiten conocer y comprender  al pueblo que es el gestor de todo, claro, solo para la historia oficial, los héroes, los ex-presidentes son los héroes máximos, los que lo han hecho todo, pero es el pueblo que con su laboriosidad, con su inteligencia, con su sensibilidad va haciendo todos los días, crea una sociedad y crea también identidades y realidades. Le doy una tremenda importancia al pueblo, porque ahí nací...

Considera que las obras reproducen lo que es el autor, que la literatura expresa lo que el autor siente en términos ideológicos, filosóficos, humanos. Bajo estos conceptos sus obras literarias entre las que contamos El libro de cuentos; El menos pequeño de los burgueses. Las novelas: El viaje de Simón Bolívar a Loja,  El Reino de los Vencidos, Trashumantes en busca de otra vida, Libro de memorias: Antes que me olvide, Tu casa, nuestra casa; La risa de los plagiaros,  Tres narradores lojanos, A partir de su cuento “Otro Idilio Bobo” se produjo otro cortometraje, dentro del proyecto cinematográfico Lojanísimo “Cuentos de mi tierra”. Sus obras trasuntan su ideario socio político de compromiso con las mayorías sociales y nos otorgan viajes imaginarios hacia aquellos paisajes del olvido que reconstruye con técnicas literarias clandestinas, que no provocan sedentarismo ni apatía en sus lectores, sino que despiertan nuestros más profundos instintos de inclusión social.

Galo Mora Witt extrae la calidad humana del escritor cuando nos cuenta en el prólogo de El viaje de Simón Bolívar a Loja: “Una tarde de aguacero en Quito, a mi regreso temporal de Ginebra, encontré, bajo el dintel de la puerta, una carta adjunta a un pliego de páginas troqueladas a mano, con las huellas dactilares aún impresas en el blanco papel. Borroneada, con letra larga y tendida hacia la izquierda, como haciendo homenaje a aquel refrán de que las cosas se parecen a su dueño, la misiva se refería al libro que la acompañaba. Reconocí de inmediato al remitente, más por el valor y la humildad que por los trazos. El libro, el mismo que ahora intento prologar, llevaba por título El viaje de Simón Bolívar a Loja, y contaba con un subtítulo, que, a mi manera de ver, le daba el carácter literario a lo que bien podía pasar como argumento vial o ingenieril. Decía: Reconstrucción imaginaria. La firma a la que me refería anteriormente, rubricaba el corazón de un grande amigo: Stalin Alvear.

Refiriéndose a la obra, nos dice: “Quizá desde sus días lojanos, de su sentimiento de gratitud para con ese pueblo, Bolívar sabía que, un día cualquiera, con el correr de las lunas alguien vendría a escribir los pasajes y parajes de aquella peripecia. Gracias a la sumilla de recuperador de la memoria, que por ahora lleva el nombre de Stalin Alvear, el General aparecerá desmitificado, gracias al milagro de esa lengua que, ojerosa y clandestina, le pondría más sangre a nuestro idioma”.

Estuardo Vallejo manifiesta sobre “Tu casa, nuestra casa” “En 1996 Stalin Alvear asume la presidencia nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión. El hecho provoca el desconcierto y la furia de una élite intelectual conectada con el poder, que no concibe que un escritor provinciano, para colmo lojano, pueda ponerse al frente de la sacrosanta institución. Y persigue su administración con una saña desconocida hasta entonces que llega a poner en riesgo la propia existencia de la Casa. En respuesta, se ejecuta un proceso de democratización, de apertura a sectores de artistas e intelectuales que tenían vedada su participación y especialmente, se propicia la intervención real de los sectores populares, que llegan a sentir que la Casa de la Cultura es Tu Casa, nuestra casa.. /Una década después, distancia suficiente para evitar el exceso de apasionamiento, con su característico estilo ágil y directo, Stalin Alvear testimonia en este libro su paso por la presidencia de la Casa: encuentros emotivos, justos reconocimientos, eventos para el pueblo, apoyo a las luchas populares, desengaños ante incomprensiones absurdas desfilan por sus páginas. Pero, sobre todo, la convicción de un hombre íntegro, que supo llevar a la práctica, en ese espacio, el convencimiento que ha regido toda su vida: la construcción de una patria nueva, justa, auténticamente democrática.” 

Sobre Trashumantes en busca de otra vida Eduardo Vallejo, comenta la obra, “El libro es una novela con mirada esperanzadora y humana, llena de humor e ironía”: El escrito relata cómo Clara Aponte, emigrante ecuatoriana en España, sale bien librada de una situación penosa gracias a la decidida acción de un reconocido escritor que toma partido por los desprotegidos.
Durante un viaje a Zhizho, su pueblo natal habitado por ancianos y jovencitas que viven entre ellos inevitables romances, se produce un encuentro entre los cuatro personajes, devenidos en auténticos trashumantes en busca de otra vida….”

Carlos Ferrer, lingüista y crítico literario español manifiesta sobre esta obra: "Alvear, narrador con muchas flechas en su carcaj, escudriña el mundo de los emigrantes con un dinamismo de partitura musical, mostrando las zonas turbias y relucientes de los protagonistas, y se vale de un microscópico escarbar no para glorificar nada, sino para que nadie se avergüence de su vida sin maquillar. La suya es una escritura que se busca haciéndose y que se hace mientras se busca, porque es el testimonio de un ahondamiento en el territorio interior de unos personajes, atrapados en su realidad circundante. (...) La visión narrativa de Alvear, influenciada por escritores como Rosa Montero, Balzac y Bryce Echenique, le hace describir, no exento de aliento poético, una plantación de brócoli como "un mar que crecía por la noche, reventando retoños y olas de verdor al manecer". Hay más destellos interesantes, como el que dice que la indolencia es "residuo de un egoísmo, que prefiere lo propio sobre lo de los demás", o aquel que asegura que la memoria es "como el humo que se cuela en el hocico del cañón". Y es que el amor a las palabras resulta, en quien lo posee, una cualidad que aflora incluso en los momentos en que parece menos atento o prevenido..."

El trabajo de Stalin Alvear nos refiere sus guiños a quienes nos inquietamos con la cultura, para saberla menos ajena, más nuestra, más desempolvada de máscaras y artificios, sencillamente protagonista de un quehacer que ha perennizado el nombre de Loja. Su vida nos sugiere la trascendencia de un socialismo vívido y reafirmado en el ideal que supera el latido de nuestro corazón para ubicarse en la cúspide del pensamiento forjador de nuevas sociedades, y su serenidad nos inspira el caminar de Serrat, aquel que deja huella, aquel que hace camino al andar.....!

Fuente: Libros del escritor, comentarios pediodísticos.
            Mediodía, Revista Nor. 60-Mayo 2013 de la CCE.