Willam Brayanes Criollo, Poeta, narrador, humorista, uno
de los caricaturistas de mayor talento y profundidad de pensamiento en el país.
Miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Nace en Loja, el 29 de septiembre de
1954. Su padres son: Carmelina Criollo y Willam Alfonso Brayanes (cubanito),
conocido entre los amigos y desconocidos como “el cubanito”.
Se describe a sí
mismo como “un ciudadano como tantos otros: de carne y hueso, con virtudes y
defectos, intentando aprender de mis pocos aciertos como de mis múltiples
errores. No me considero fanático ni religioso, pero no puedo dejar de
mencionar dos cosas: que Dios ha restaurado mi vida, y que inmerecidamente me
ha bendecido con varios talentos, de los cuales aún no le he dado buena cuenta.
..”
Desde muy joven participó en concursos y
aportó a periódicos de establecimientos educativos. Inicia su vida profesional
en Diario “Crónica de la Tarde” como caricaturista. Al principio sintió que no
lograría entregar una caricatura diaria, sin embargo lo logró, Willam confieza
que las primeras entregas fueron un desastre ya que no tenían mucho humor.
Luego trabajó en todos los diarios de Loja: La
Hora, El Siglo, Acontecer y Centinela, algunos desaparecieron.
CARGOS DESEMPEÑADOS:
- Jefe de Redacción del diario CRÓNICA DE LA TARDE de Loja.
- Jefe de la Biblioteca Municipal.
- Relacionador Público de la Casa de la Cultura.
- Promotor Cultural del Conservatorio Salvador Bustamante Celi.
- Caricaturista de los diarios: CRÓNICA…, EL SIGLO Y LA HORA.
PUBLICACIONES:
POESÍA:
- Fuegos de Chimenea 1986
- Viernes 33 de mayo 1990
- Entre la razón y el corazón, esquina 1995
HUMORISMO GRÁFICO:
- Las sonrisas son…Rosadas 1192
- Haciendo El Humor 1993.
- Humor minero 1994.
- De Buen Humor (Colección de 6 folletos) 2000.
NARRATIVA:
- Cuentos en Si bemol 2998
- Cambio y Fuera 2006
PERIODISMO:
- Artículos por diversos medios.
BLOGS:
- De Loja con Humor
- Lojañoranzas
- TrasusHuellas
Esos viejos carnavales
"Algunas
personas sostienen que los tiempos pasados fueron mejores, y quizá lo digan por
festejos como el carnaval que en los años sesentas época de mi niñez se protagonizaban
con más alboroto que en la actualidad. Eran tiempos en que dicho juego se
iniciaba con dos meses de antelación,
a cuenta de que las distracciones eran pocas, y que el agua por ser entubada y
traer más microbios, era barata.
La
prohibición de jugar carnaval siempre existió; el anhelo de culturizarlo,
también, pero era más poderosa la costumbre de irrespetar la ley. De allí que
la gente acostumbraba a ubicarse en los balcones de sus casas, desde donde
mojaban a todo ciudadano que se atrevía a caminar por el sector.
De lado
y lado de la vereda, los balcones por alto, y los zaguanes por bajo, servían de
trincheras para perjudicar al prójimo, sea con los tradicionales globitos
(marca Zaruma) o con baldes, cacerolas, chisguetes y pistolas llenas de agua.
También se lo hacía con cascarones de huevo conteniendo desde agua perfumada
hasta anilina. Incluso no faltaba el típico chorrito caliente, que por su
típico olor , nos hacía sospechar más tarde, que se trataba de orina.
El
carnaval cumplía su papel democrático, ya que todos sin diferencia éramos
empapados: blancos, negros, cholos, indios, montubios, mujeres y varones, niños
y adultos; ni siquiera servía el pretexto de estar con fiebre, porque igual
mojaban, señalando que la alta temperatura era por falta de baño.
El
carnaval en familia era un ritual ameno de cacería, pues se forzaban puertas,
se dañaban cerraduras, se allanaban armarios, buscando víctimas debajo de las
camas ,encima del soberado, en la huerta, en la chacra, y hasta en el baño. Y
así, todo quedaba mojado: cobijas, sábanas, almohadas ; ni el perro se salvaba.
Claro que muy pronto asomaban las copitas de licor en sus diversas nominaciones
: Anisado, Tapetusa, Hueso de oso, Mallorca, Coñac, Guanchaca y Punta, para
cumplir el rol de secante. Aunque obviamente, los carnavaleros pasaban de “ secantes”
a “esponjas”.
También
se acostumbraba a alquilar algún camión semiabierto, en cuyo cajón de madera se
depositaban tanques, ollas, bacinillas y baldes con agua. Allí, familiares y
vecinos realizaban recorridos por toda la ciudad , batiéndose a duelo con otros
ciudadanos, que con manguera en mano aguardaban en las calles. La jornada del
día terminaba con la inmersión de todos en el río Malacatos o Zamora, en alguna
de las piletas del parque Central, o por último en cualquier poza de agua ,
donde no faltaba un cerdo en reposo.
Por su
parte Las radioemisoras promocionaban bailables de 3 días y sus noches, al
ritmo de los “hits” de temporada, desde : “Llegando está el carnaval”, hasta “A
la voz del carnaval”... Eran días con licencia para bailar, beber, comer, y
exhibir los cuerpos impregnados de : lodo, huevos podridos, harina, achiote,
hollín, grasa, anilinas... al puro estilo de las fiestas romanas que organizaba
Nerón.
En fin,
muchachos como éramos, nos divertimos con esos viejos carnavales, sin importarnos si era fiesta pagana, si el
agua era un recurso digno de ahorrase, o si en otros lares nos tildaban de salvajes.
Pues entre esas inolvidables costumbres, estaba la
de asistir los domingos por la noche al parque central, en donde, apenas
terminaba la misa de la Catedral, daba inicio la denominada retreta, con la
participación de la banda del ejército apostada al pie del monumento a Don
Bernardo Valdivieso.
Allí, gente de toda condición dábamos vueltas
alrededor del parque, sea en parejas o en jorgas, para entablar una amistad o
ascenderla a romance. Era la oportunidad genial para que los enamorados que no
les permitían verse durante la semana, se den cita bajo el espiritual pretexto
de ir a la misa.
De igual forma era la ocasión propicia para
disfrutar el repertorio de la señalada banda, desde “La burrita”, o “La Piragua”,
hasta “Cumbia que te vas de ronda”, “Cuchara de palo”, o “Toro barroso”. Y
entre vuelta y vuelta por aquel “Tontódromo”, degustábamos la típica funda de
canguil, horchata con limón, empanadas fritas, los perros calientes del
Porteñito, o las cocadas del popular “Cubanito”.
Cerca de las nueve concluía todo; entonces unos se
despedían de sus amores y se retiraban a sus casas, mientras otros se
trasladaban a cualquiera de los tres cines : Vélez, Bolívar o Popular, éste último
más conocido como pulguero.
Esta costumbre permaneció vigente, hasta que arribó
la televisión, determinando que el público se ausente de las salas de cine, y
por ende de las retretas. No les quedó más a los marciales artistas que permanecer
aburridos en el cuartel, tocando en las fiestas de San Jorge, o en los
onomásticos de los oficiales.
Ha pasado el tiempo; se ha tratado de reimplantar
las retretas, pero no se ha conseguido el éxito de antaño. Hoy la gente
prefiere escuchar su propio repertorio , desde su celular mediante los audífonos,
vía directa hacia la oreja"
W.B.
En lo personal me llena de satisfacción (no de vanidad) el encontrar mi modesto rastro en este sitio, entre grandes obreros del arte y la cultura lojana.
ResponderEliminarPor otra parte me parece apropiado el haber creado un rincón público como éste, donde principalmente las nuevas generaciones cuenten con una referencia ágil y cabal sobre los escritores, poetas, músicos, artistas plásticos y más “juglares” , hombres y mujeres que con su intelecto han escrito y siguen escribiendo páginas cotidianas en la historia cultural de esta amada Loja, que tanto necesita afirmar su identidad.
Faltan muchos nombres aún en este muro, pero entiendo que seguirá construyéndose, poco a poco, con serenidad, criterio, buena memoria y buena voluntad, ladrillo a ladrillo, como las grandes obras.
Bien por ello
Felicitaciones mi estimado Willam. Un gran aporte a la cultura lojana para las nuevas generaciones de Loja y el mundo. Leonides.
ResponderEliminarFelicitaciones mi estimado Willam. Un gran aporte a la cultura lojana para las nuevas generaciones de Loja y el mundo. Leonides.
ResponderEliminarSeñor William Brayanes, aceptaría que le haga una entrevista? Soy un estudiante, si acepta le daría mi contacto, donde me presentaría adecuadamente.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMuy bonita biografía
ResponderEliminarSin lugar a dudas un personaje que da orgullo sano decir que es de mi Loja querida. Un Hidalgo caballero lojano.
ResponderEliminarLa verdad me pareció muy útil la información
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